martes, 2 de febrero de 2010

Caicedo y Murakami (o de como perderse en una librería de 3 x 3 por una irritable falta de desición)

Tan magnánimo es el poder de la duda en mí que no puedo irme tranquilo de una librería por el sólo hecho de que normalmente no me llevo ese libro puntual que fui a buscar? Ja! Again, again, again, siempre lo mismo. Esta última vez (última no en un sentido terminal porque se fervientemente que me va a volver a pasar) fui a buscar mi lectura para las vacaciones. Quería leer "Kafka en la orilla" de Murakami, más allá de algunas trabas mentales y prejuiciosas (de mierda) sobre el autor y su "boom" de los últimos años. Entonces vi luz y subí a la librería de Uriburu y Bartolomé Mitre, aprovechando el horario de almuerzo laboral. Iba al grano, había un sólo empleado atendiendo, un personaje con acento caribeño vendiéndole unos libros de "Elige tu propia aventura" a una chica que aclaró "son para mi novio que los colecciona". El cuadro de situación era ideal, solamente tenía que comprobar el stock. "Hola, tenés Kafka en la orilla?". A respuesta afirmativa, sacaba mi dulce tarjeta de crédito, le pagaba y me iba. Me iba! Hubiera salido feliz, triunfante y estimulado por mi nueva compra. Pero no, algo tenía que pasar. Mágicamente, al pronunciar el título del libro, apareció un muchacho -suerte de gnomo medio hippie- que con cara de bondadoso me dijo "leíste Al sur de la frontera, al oeste del sol ?". Si, si, todo muy lindo, pero no era el libro de Murakami que quería. Y la cosa se transformó en una bola de nieve. "Y de Caicedo viste algo?", me preguntó el gnomo hippie. "Angelitos empantanados" lo tenés que leer. ¿Como que no leíste a Caicedo?. Para nosotros, las nuevas generaciones, blablabla...". Y que como podía ir por la vida sin haberlo leído, y que tendría siete años de mala suerte si no le pegaba una mirada, que se me iba a caer el piano en la cabeza, y nosé que otras mierdas más me iban a pasar... Ojo, el prejucio con Caicedo también lo tuve, no lo niego, me aleja un poco ese aura kurtcobaineana del personaje suicidado. Nobleza obliga, muchos escritores tienen un karma, la pregunta es porqué pensar que todo se basa en una corriente continuista marketinera. Uno porque es sordo, el otro porque es puto, el otro que se casó con la hermana, el que se suicidó...pero éste, se suicidó para vender más?. Pobre Caicedo, los kilos de café que se podría comprar si conociera el camino de la resurrección. En fin, me fui sin mi libro pero con los textos de los demás...

"Angelitos empantanados"; "Al sur de la frontera, al oeste del sol".

Alguien me presta "Kafka en la orilla"?

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