jueves, 23 de diciembre de 2010

Dos paradigmas, un movimiento (ensayo a revisar)

El punk tiene marcadas orientaciones. La idea entonces es tomar dos corrientes: aquella comandada por grupos que marcan una tendencia en la estética del arte, por caso los Sex Pistols, Buzzcoks o incluso Damned, más cercanos desde la imagen al dadaísmo que al rock de la época, y por otro, el irrumpimiento que encabeza The Clash. Este último en su relación con el rocksteady, con una posición más orientada a la crítica político-social. Cabe la aclaración del término "política" como significante flotante y su segmentación en dos procesos, simplemente calificatorios.

Parte I: La época del arte como reproductibilidad técnica, pero sacrilégica

Los vanguardistas inclinados a la rebelión de arte, conjuran la política con un costado revolucionario crítico hacia la jerarquización artística que, de manera taxonómica, decide pretenciosamente que se desecha y que no en términos valorativos. Contra esto, el punk arremete con el "hágalo usted mismo": no hay que saber tocar eruditamente para formar una banda, el rock es libertario y la sociedad del espectáculo que acartona los géneros sucumbe. La industria cultural es la mismísima mierda. Mc Laren se llenó los bolsillos con los Sex Pistols, pero el mensaje no era excatamente la supresión de un capitalismo acabado, sino apedrear los lineamientos pactados por aquellos sectores que se autoproclamaron meritorios de llevar la corona y el bastón de lo que las personas debían consumir. La imagen parte en mil pedazos los modelos de lo vendible, y las crestas o alfileres de gancho en el cuerpo atraviesan la nueva escena. Esto es política. El nuevo glam desde New York Dolls hasta los Mifits, es político. Me permito entonces hablar de una estética vanguardista.

Parte II: El monólogo de los Clash

En cuestión de cronologías, amerita en una segunda parte referenciar a una nueva corriente que apela a otro sentido en la circulación y recepción del punk: la crítica social y política. En los primeros "terroristas" del arte lo que se cuestinaba eran las corrientes de poder en su totalidad, sin apelar a actores sociales diferenciados. La autogestión era para todos: todos pueden hacer todo, y quienes dirigen la sociedad como un ente totalizante no comandan ninguna razón. El arte heredaba los conceptos libertarios de la anarquía. A las claras, el punk era el síntoma en términos de Zizek. Y lo seguirá siendo a principios de los 80' con The Clash: el punk es de los oprimidos, de la clase obrera inglesa, de la pobreza de los barrios más deplorables de Kingston. La contratapa del disco "The Clash" en los suburbios, la letra de "Police and thieves" y las manifestaciones de los trabajadores en Londres sirven como expresión, al igual que los ritmos de los oprimidos en "Sandinista". La política en estado puro, centralizando la protesta. Música para las masas, pero para las masas postergadas. La TV oprime, hay que salir a la calle a ganarse el lugar ("Negro o blanco a encenderlo, se enfrentan a la nueva religión. Todos sentados alrededor de la televisión. Londres se quema!") Las letras encabezan, la estética rockabilly acompaña.

Argentina: rock de protesta y decáda infame

En la Argentina, el punk va de la mano con el comienzo de los 80', la dictadura decandente y los primeros gritos de rabia en el rock. Por esos tiempos, bandas como Los Laxanates, Los Baraja o Los Violadores exploraban el submundo de lo alternativo y se enfrentaban a los intentos hegemonizantes de encasillar la música creciente y joven que empujaba los restos de lo pacato. Los Violadores compraron estética y protesta, variable artística y connotaciones políticas. El tiempo los hará tambalear y por momentos se condensarán en las corrientes de un nuevo rock argentino comercial y acartonado. Los restos que dejó esta primera oleada, más los resabios de otras tantas como Todos Tus Muertos, no llegaron a imponer un legado fuerte en la escena. Más allá de esporádicas apariciones de grupos minoritarios y cortos en el tiempo, como los hardcore o bandas punk menores, el movimiento no logró asegurarse la vanguardia de la protesta. Los 90' traerán consigo un nuevo frente encabezado por bandas como 2 Minutos: es el surgimiento del rock barrial y el canto a lo inocuo. Así, las letras se perfilan para solventar temas de amores baratos, la birra, el barrio y el fútbol. Pero no el fútbol de "Represión" ("fútbol, asado y vino son las cosas del pueblo argentino") sino el fútbol que marcha hacia el opio.

Police on my back

Finalmente, en la estirpe de lo decible, este análisis lleva a un capítulo aparte comandado por la policía como sujeto social. No existe en el denominado "nuevo punk argentino", una crítica a lo policial como parte de un aparato ideológico althusseriano. La policía aparece en el imaginario de las nuevas bandas como una institución generada para soportar el aparato estatal y ser el brazo armado que ayuda a perpetrar un método de producción opresor en términos marxistas. Ahora se trata de el policía "del barrio", "el que nos viene a sacar porque estamos la birra". "Descarten los tubos, empiezen a correr, la yuta está muy cerca..." (2 Minutos). No es el mismo policía que mató a Santillán o a Kostecki, no es el del gatillo fácil, es una analogía de Matute de Don Gato. "Está todo bien, si no me jode, yo no lo jodo": no se lo cuestiona, se lo asimila y se lo respeta como parte del mismo submundo. Y entonces el punk deja de romperse el lomo para mostrar miserias y se dedica a darle la mano a las FM que "cada tanto le pasan un temita". Son los nuevos tiempos, no sólo en la Argentina sino en el mundo que encabezan los Green Day, mano derecha de la industria cultural.
Q.E.P.D., gracias por todo. El punk ha muerto, y que viva el punk


*Apartado: el valor residual de Flema

Imposible dejar de lado a Flema, la banda del fallecido "Ricky" Espinosa, quien con sus nuevas insignias supo darle, por un instante, el lugar que el punk se merecía. Rolling Stones, el skate, la cumbia, Beethoven y el tetra-break como signos reciclables de una cultura que todo lo desecha. Entender esto es entender, como señala Stuart Hall, la simbología nazi usada por los Sex Pistols.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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