miércoles, 27 de enero de 2010

Las caretas de un rey moderno

Silvio Berlusconi es uno de los personajes más analizados de la política mundial contemporánea. Sus modismos xenófobos, censores y poco civilizados recuerdan a los reyes de la Edad Media, que vivían sin reparos entre orgías gastronómicas y sexuales, con largas carreras hacia la exaltación máxima del ego. En este sentido, el caudillo italiano -que a diferencia de sus ancestros fue elegido democráticamente- es un digno heredero de estas tradiciones y no desentona con los manejos de los viejos jerarcas. Estas huellas o marcas en un sentido "veroniano" también aparecen en el campo político y sus formas de gobernar: beneficio para pocos, perjuicio y desprecio a las masas populares y minorías sociales en el sentido más abarcativo. Mientras que en la antigüedad la crueldad llegaba a la eliminación física y subyugamiento de lo distinto en términos de otredad, en la Italia actual se promueven, por ejemplo, leyes contundentes contra inmigrantes ("menos inmigrantes, menos crímenes"), todo ello bajo la mirada atenta y tibios reclamos de la Comunidad Europea. (En este sentido, no olvidar a los aliados del presidente italiano, como sucede con la “Liga del Norte” y su abierta declaración contra el Islam y sus prácticas dentro de las fronteras del país europeo). Sin hacer una abstracción temporal tan amplia, las comparaciones pueden llegar a las pampas argentinas, donde otro “líder carismático” en términos weberianos como Carlos Menem, recurría a práctica similares con las que el propio Berlusconi se podría identificar. Contactos con la mafia, fiestas con mujeres varias “muy bien pagas” y un gusto marcado por lo “privado” son puntos en común no menores entre ambos, quienes, a su vez, se vanagloriaron eternamente de sus contactos y amistades fatandulescas.

De película

En “El caimán”, película del director Nanni Moretti (confeso activista de izquierda) se retratan los manejos de un político corrupto y caótico que refleja con cinismo el absurdo de alguien que posee altos porcentajes de poder y que desde allí, con arraigo a la inmunidad que detenta desde la promulgación de leyes que impiden su juzgamiento penal, mueve varios de los hilos que rigen los destinos de los italianos. En el recorrido del film, el anonimato de este político obtendrá nombre y apellido: Silvio Berlusconi.

Populista decanta futbolero

Como buen político populista, Berlusconi tiene fuertes lazos con el fútbol. Dueño de uno de los clubes económicamente más grandes del mundo, el AC Milán, el primer ministro italiano estrechó sus lazos con las masas demostrando su simpatía por este deporte, dato no menor si se tiene en cuenta la incidencia que tiene el fútbol en un país como Italia. En este contexto, el último fin de semana se produjo el clásico de “la madolina”, encuentro que enfrenta a las dos escuadras de la ciudad norteña: Inter-Milán. Al final del partido, y con la victoria consumada del conjunto interista, el defensor Marco Materazzi (recordado por recibir un cabezazo del francés Zinedine Zidane en la final de la Copa del Mundo del año 2006) se paseó por el estadio Giusseppe Meazza con una careta del ministro. Lejos de ser esto un acto de rebeldía, el posterior llamado de Materazzi al “burlado”, demostró que se trataba de una simple broma y que tuvo “la misericordia y piedad” del supuesto damnificado, quien perdonó el gesto del futbolista.
No corrió su misma suerte Cristiano Lucarelli. El jugador del Livorno, equipo modesto de Italia, nunca ocultó su relación con el comunismo, lo que le perjudicó deportivamente en dos ocasiones: por un lado, cuando al hacer un gol en la selección italiana juvenil, mostró bajo su camiseta una remera con la imagen del "Che" Guevara, lo que lo llevó a ser proscripto para vestir la casaca azzurra. Y, posteriormente, el haber expresado abiertamente sus simpatías políticas, le frustraron el arribo a la escuadra de Milán, quien anterior a esto había fijado sus ojos en los servicios del delantero del Livorno.
En ambos casos, la influencia del "político caimán" pesó en el futuro de este jugador, influencia que rige hace años en el seno de la sociedad itálica.

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