martes, 29 de septiembre de 2009

Eco y Narciso

La historia de Eco y Narciso tiene varias versiones, como suele suceder en la mayor parte de la narrativa mitológica. En este caso, opto por la "romana", la versión del poeta Ovidio. Más o menos el comienzo tiene que ver con una interna entre Zeus y Hera. El tema es que Zeus se cruzó con la ninfa Eco y le pidió que persuadiera a Hera, su esposa y hermana mayor, porque él estaba con un affaire amoroso. Acá difieren las versiones, pero se trataría de un amorío con una mortal. Que hace Eco entonces? Le dio charla a Hera y la distrajo para que Zeus cumpla con su aventura, pero cuando Hera se percata del hecho, condena a la ninfa a repetir de por vida las palabras que le propisiara la gente que le hablara.
Y que tiene que ver Narciso en todo esto? Narciso era un tipo de belleza extrema codiciado por hombres y mujeres, pero con una soberbia extrema. Un día estando solo en el bosque, buscó compañía en esa soledad. "Hay alguien aquí?", gritó. Eco, que estaba escondida entre los árboles, al ver semejante hermosura responde "aquí, aquí, aquí", repitiendo, tal cual el maleficio de Hera, las últimas palabras que escucha. Narciso sale a su encuentro y al notar el defecto de la mujer, termina huyendo del lugar, despreciándola. Ella se esconde para siempre en una cueva y desaparece hasta convertirse solo en una voz. Para el final de la historia aparecen versiones encontradas. Un relato dice que Némesis, diosa de la venganza, decide tomar cartas en el asunto y castigar a Narciso. ¿Cómo? El joven, al ver reflejado su rostro en un río, se enamora de sí mismo y no puede volver a encontrar un amor distinto a él. Otra historia remite a que al observar su propio rostro en un arroyo lo ve tan perfecto que teme beber agua para dañar el reflejo, muere en el lugar y de ahí surge la bendita flor que lleva su nombre.

Nota de color: la historia tiene algún dato más, como la aparición en escensa de Tiresías, el adivino ciego de Tebas.

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