jueves, 1 de marzo de 2012

Oda a las uvas

Catarata de uvas. Las hay rojas, verdes, marfiles y violetas. Vientos que traen uvas con diferentes texturas y tamaños. Ásperas y enormes, suaves y ovaladas, ahuecadas e invisibles. El infierno de Baco, el amor por Baco. Si Baudelaire me hablara, me pediría que saque una semilla del fruto de sus flores muertas para expandir el polen de su inconciencia. Hijas de la parra, madres del vino y huérfanas de las borracheras, ascienden con violencia a la benevolencia del día cautivo del trabajador. Inefables y malditas, recortan márgenes para manipular deseos. Un acabose para la verborragia pueblerina, no lamentan su eslabón en la creación. En comadrejas de aristócratas o bares de mala muerte, se vanaglorian de su condición autoritaria, se reproducen en la carencia de los abortos. Intiman con la muerte, ¿y que mejor aliado para sobrevivir en la eternidad?

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