De película
En “El caimán”, película del director Nanni Moretti (confeso activista de izquierda) se retratan los manejos de un político corrupto y caótico que refleja con cinismo el absurdo de alguien que posee altos porcentajes de poder y que desde allí, con arraigo a la inmunidad que detenta desde la promulgación de leyes que impiden su juzgamiento penal, mueve varios de los hilos que rigen los destinos de los italianos. En el recorrido del film, el anonimato de este político obtendrá nombre y apellido: Silvio Berlusconi.
Populista decanta futbolero
Como buen político populista, Berlusconi tiene fuertes lazos con el fútbol. Dueño de uno de los clubes económicamente más grandes del mundo, el AC Milán, el primer ministro italiano estrechó sus lazos con las masas demostrando su simpatía por este deporte, dato no menor si se tiene en cuenta la incidencia que tiene el fútbol en un país como Italia. En este contexto, el último fin de semana se produjo el clásico de “la madolina”, encuentro que enfrenta a las dos escuadras de la ciudad norteña: Inter-Milán. Al final del partido, y con la victoria consumada del conjunto interista, el defensor Marco Materazzi (recordado por recibir un cabezazo del francés Zinedine Zidane en la final de la Copa del Mundo del año 2006) se paseó por el estadio Giusseppe Meazza con una careta del ministro. Lejos de ser esto un acto de rebeldía, el posterior llamado de Materazzi al “burlado”, demostró que se trataba de una simple broma y que tuvo “la misericordia y piedad” del supuesto damnificado, quien perdonó el gesto del futbolista.
No corrió su misma suerte Cristiano Lucarelli. El jugador del Livorno, equipo modesto de Italia, nunca ocultó su relación con el comunismo, lo que le perjudicó deportivamente en dos ocasiones: por un lado, cuando al hacer un gol en la selección italiana juvenil, mostró bajo su camiseta una remera con la imagen del "Che" Guevara, lo que lo llevó a ser proscripto para vestir la casaca azzurra. Y, posteriormente, el haber expresado abiertamente sus simpatías políticas, le frustraron el arribo a la escuadra de Milán, quien anterior a esto había fijado sus ojos en los servicios del delantero del Livorno.
En ambos casos, la influencia del "político caimán" pesó en el futuro de este jugador, influencia que rige hace años en el seno de la sociedad itálica.
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