domingo, 24 de junio de 2012

El salteador de caminos

John Simon Ritchie, o John Beverley, o Sid Vicious, no fue el mejor bajista. Tampoco el mejor cantante, pero su fama como ícono punk justamente se emparentaba a sus limitaciones como artista. O mejor dicho, a que cualquiera podía ser parte de un grupo musical sin tener que adecuarse a las normas y estándares de la jerarquía del sonido. Más allá del "hazlo tú mismo" y todas las características que introdujo el punk, Vicious tenía un buen gusto musical (desde Hawkind o Syd Barret, pasando por su fanatismo hacia Bowie) y hasta incursionó en la pintura cuando aún no formaba parte de la escena rockera londinense. Henry Sabini era compañero suyo en la Hornsey Art College, y su palabra aparece en la biografía de Alan Parker sobre el ex-bajista de los Sex Pistols. Sabini cuenta que "John siempre se quejaba de que los profesores eran unos inútiles. No veía porqué era necesario aprender a dibujar desnudos. Intenté explicarle que una vez que aprendías a dibujar debidamente, entonces es cuando podías empezar a jugar, pero él no quería pasar por eso". Para él, las obras de Sid, las cuales firmaba bajo el seudónimo de "Salteador de caminos", eran "muy adolescentes" y "artísticamente muy pobres".

Para juzgar los trabajos, bajé un par de imágenes, donde se ven algunos caracteres surrealistas...















Y hasta una representación de una mezquita...




Hay más en la página que creó su primo: http://www.theviciousfiles.co.uk/frame1.html

miércoles, 20 de junio de 2012

Kapuscinski

La crónica se puede entender como un género literario que narra hechos de manera cronológica, donde se intercalan situaciones coyunturales que el narrador expone con un sentido temporal. Sin embargo, hay momentos en los cuales este tipo de escritos se transforma en una historia con un alto contenido de calidad narrativa, jerarquizando su textualidad. Esta última definición se amolda a la tarea del periodista polaco Ryszard Kapuscinski, quien excede al género como un mero contar de observaciones dadas en las vivencias de sus viajes. La pluma de Kapuscinski se mimetiza con la de un narrador de viajes e historias como lo podría ser el propio Julio Verne, al punto de ponerse en duda algunas de sus crónicas, las cuales se compararían fácilmente con el género de la ficción. Lo que adjunto es un extracto de "La guerra del fútbol", un escrito del autor sobre la situación bélica que viveron Honduras y El Salvador desencadenada por un partido de fútbol ligado a las eliminatorias para la Copa del Mundo de España de 1982. En el mismo, un soldado herido lucha por su supervivencia, donde la muerte y la vida se encuetran en el mismo plano de interacción...

"Entretanto, los enfermeros aplicaban un gota a gota a un soldado que agonizaba. Muchos curiosos contemplaban la operación. Unos se sentaban alrededor de la camila en la que se estaba muriendo el herido, otros permanecían de pie, apoyados sobre sus fusiles. El moribundo tendría unos veinte años. Lo habían alcanzado once balas. Si aquellas once balas se hubieran alojado en un cuerpo débil y viejo, el hombre habría dejado de existir en el acto. Pero las balas penetraron en un cuerpo joven, fuerte, recio, de modo que la muerte encontraba una tenaz resistencia. El herido yacía inconsciente, ya al otro lado de la existencia, y sin embargo lo que aún le quedaba de vida libraba, obstinada, su última y desesperada batalla. El soldado estaba desnudo de cintura para arriba y todos veían cómo se tensaban sus músculos y las gotas de sudor se deslizaban por su moreno torso. Observando auqellos músculos tensos y los chorros de sudor, todo el mundo podía comprobar con sus propios ojos la encarnizada lucha con que la vida desafiaba a la muerte. Todos seguían con angustioso interés aquel feroz combate, porque querían saber cuánta fuerza había en la vida y cuánta en la muerte. Todos querían saber hasta dónde la vida era capaz de luchar contra la muerte, y si una vida joven que aún existía y se negaba a rendirse conseguiría ganarle el pulso a la muerte. 
-¿Tiene alguna posibilidad de sobrevirir?-preguntó uno de los soldados.
-Ninguna-respondió el enfermero, sosteniendo en lo alto una botella de suerto.
Todo el mundo se sumió en un grave silencio. Violenta y entrecortada, la respiración del herido recordaba la de un corredor de fondo después de una carrera agotadora.
-¿Alguno de ustedes lo conocía?-preguntó al cabo de un rato uno de los soladados.
El corazón del herido trabajaba con todas las fuerzas, hasta el punto de que se oían sus febriles latidos.
-Nadie-le contestó el otro soldado.

Por el camino subían camiones, los motores rugían. Junto al bosque, cuatro soldados cavaban un hoyo.
-¿Es de los nuestros o uno de ellos?-preguntó el soldado sentado junto a la camilla.
-No se sabe-le respondió el enfermero tras unos instantes de silecio.
-Es de su madre-dijo uno de los soldados que permanecían de pie a un lado.
-Ahora ya es de Dios-agregó otro, pasado un rato. Se quitó la gorra y la colgó en el cañón de su fusil.
El cuerpo del herido temblaba, víctima de violentas sacudidas. Bajo la brillante piel morena aún latían sus músculos. 
-Qué fuerte es la vida-habló en tono lleno de asombro el soldado que se apoyaba en su fusil-Todavía sigue en él. Todavía sigue. 
Los demás contemplaban al herido con una expresión de gravedad dibujada en sus rostros. El solencio lo envolvía todo. El moribundo respiraba cada vez más despacio; la cabeza se le caía hacia atrás. Los soldados o se sentaban inmóviles o se arrebujaban los unos contra los otros, como si quisieran conservar un resto del calor ofrecido por un fuego a punto de extinguirse en medio de un campo helado. Al final, aunque esta situación aún se prolongó durante un buen rato, alguien habló:
-Ahora sí que ya se ha ido. La vida que le quedaba lo ha abandonado.
Contemplándolo, sobrecogidos, permanecieron un rato más junto al muerto, pero al ver que allí ya no iba a pasar nada, se dispersaron, cada uno por su lado."

jueves, 14 de junio de 2012

La sociedad transparente de Vattimo

Aprovechando que Gianni Vattimo estuvo en Argentina, me surgió la idea de referirme sintéticamente a sus conceptualizaciones sobre la modernindad y la posmodernidad plasmadas en "La sociedad transparante", considerando como clave en su teoría a la noción emancipación. ¿Pero emancipación de qué? ¿Y para quién? Paradójicamente, el principio de esta emancipación se relaciona con un final, el final de la modernidad, que dejará de ser posible como modelo unitario de pensamientos alrededor del cual giraban los acontecimientos, un modelo representado por la sociedad occidental, el hombre europeo. Este modelo que no permitía liberar a los pueblos “primitivos” o “en vías de desarrollo” se asemejaba al de las primeras clasificaciones realizadas por antropólogos como Morgan, quién realizó un camino desde períodos inferiores a estadíos superiores del hombre, con un claro concepto eurocéntrico. Vattimo comenzará a indagar sobre esas culturas sin voces ni visibilidad con el advenimiento de la Ilustración, algo que ya cuestionaba Malinowski, quien implementó trabajos de campo para tratar de adentrarse en mundos relegados
Vattimo habla de “carácter ideológico de representación”:
           
                        No hay una historia única, hay imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de vista, y es ilusorio pensar que hay un punto de vista supremo


Desde los tiempos del romanticismo se intentó enfrentar esta noción unicista de ideales de la humanidad propuestos por en el denomindado “Siglo de las luces”, donde poetas o pintores comenzaban a mostrar otro costado oculto de lo nuevo. Jürgen Habermas resalta la aparición de la crítica en el siglo XIX de la mano del poeta Charles Baudelaire. Baudelaire es habitante del nuevo mundo de las grandes ciudades, donde se ubican prostitutas, pordioseros y borrachos, el anonimato, la soledad y la marginación. Sus escritos narrarán la irreconciliable naturaleza de lo estético con el nuevo mundo moderno:

-Dime hombre enigmático, ¿a quien prefieres? ¿A tu padre, a tu madre, a tu hermano, a tu hermana?
-No tengo padre ni madre, ni hermana ni hermano.
-¿A tus amigos?
-Empleáis una palabra cuyo sentido desconozco
-¿A tu patria?
-Ignoro bajo qué latitud me encuentro

Incluso desde la teoría marxista, en su crítica económica, se usarán estas fuerzas para llevar adelante el reclamo de la clase obrera marginada por el avance industrial, por la mismísima razón instrumental que mejoraría la calidad de vida del hombre. ¿Pero que diferencia a Vattimo en su concepción emancipatoria? O mejor dicho, ¿que herramental agregará para que los relegados tengan un lugar en el mapa mundial? La orientación del autor será hacia los mass media. Punto de partida para la pluralidad posmoderna, artífice de la ruptura unidimensional de la modernidad, los mass media aparecen como parte de esa sociedad surgida con el fin de los imperialismos y colonialismos: la sociedad de la información. ¿Que sucede con la aparición de la sociedad de la información?

                        Se abre un camino ideal de emancipación cuya base misma están, más bien, la oscilación, la pluralidad (…)

¿Es posible que un número indefinido de subculturas tomen la palabra en los medios masivos? Siendo éstos entes privados que se manejan con criterios de un modo de producción capitalista, ¿se apegarán a un modo de distribución y circulación de datos de manera equitativa? Para Vattimo, a pesar de que el poder económico y político sigue en manos de estos grandes grupos, la radio, la televisión y los periódicos impulsan la explosión y multiplicación de las visiones del mundo. Esta idea se contrapone a una de las escuelas más críticas de la sociedad de consumo, como lo es la Escuela de Frankfurt. Los conceptos de “industria cultural” o “cosificación del arte” son ejemplos que Adorno y Horkheimer incluyen en su “Dialéctica del iluminismo” y se distancian claramente al carácter positivo y emancipador que propone Vattimo sobre los medios. El filósofo italiano remarcará las críticas presentadas de los mass medias, mencionado a  Adorno, quien opinaba que el aporte que hacían medios como la radio o la televisión favorecía la introducción de un carácter homogéneo de la sociedad que culminaría con regímenes totalitarios, dictatoriales. Sin embargo, finalizará con esta discusión incorporando el concepto de “sociedad transparente”, transparencia que la mass media desmentirá. Esto favorecería el advenimiento de una sociedad “no transparente”, donde se vislumbraría una multiplicidad de visiones heterogéneas, acabando con un principio refractario de la realidad. El autor se pregunta

                        ¿Qué sentido tendría la libertad de información, o incluso la mera existencia de más de un canal de radio y televisión, en un mundo en el que la norma fuera la reproducción exacta de la realidad, la perfecta objetividad y la total identificación del mapa con el territorio? 

Aquí el autor aprovecha para incorporar a Niestzche y su profecía sobre el avance de un mundo verdadero que se convertiría en fábula, donde todo se ordenaría racionalmente como mito tranquilizador de la humanidad. Vattimo contrapone términos como sociedad “caótica” o “compleja”, con la emancipación y sintonía con el extrañamiento:

                        El sentido emancipador de la liberación de las diferencias y los dialectos esta más bien en el efecto añadido de extrañamiento que acompaña al primer efecto de identificación. (…) Si profeso mi sistema de valores en este mundo de culturas plurales, tendré una aguda conciencia de la historicidad, contingencia y limitación de todos estos sistemas, empezando por el mío.

En definitiva, todo este recorrido, este paso de una época a otra, el camino de la modernidad a la posmodernidad se produce con la aparición massmediática en el contexto global de la sociedad de la información, aporte fundamental para la ruptura unicista del progreso ilustrado y la aparición emancipadora de la diversidad comunicativa.


"Cuando un dios quiso ser el único dios, a los otros dioses les comió la risa. La loca y furiosa risa, hasta morirse de risa"



Friedrich Nietzche


jueves, 7 de junio de 2012

La vejez, los viejos, lo vetusto...

No pienso en mi vejez. No tengo una visión clara de mis próximos 20 ó 30 años, en el hipotético caso de que estos existieran. Tengo 34 y no reflexiono, no me imagino o simplemente no debo pensar en los decrecientes años que me podrían quedar. Sin embargo, esto no me imposibilita reflexionar sobre los imaginarios que se plantean en torno al tema o los modelos estereotipados de las personas cuando llegan a viejas. Como en toda cuestión, uno siente, escucha y ve lo que pasa a su alrededor. Y también lee. Es por eso, por la lectura, que descubrí dos personajes en sendos libros, cuyo cualidad en común refería al estado de vida por el que atravesaban: ambas eran personas de la tercera edad. O personas mayores. O, simplemente, viejos. Uno de ellos es Lito Giménez, actor principal de "Cuentas pendientes", novela de Martin Kohan. Giménez es un viejo huraño que vive en el mismo edificio que su esposa y suegra, pero que no comparte el departamente con ellas. Es un tipo hosco, que no escatima es actitudes de baja escoria, vil y despreciable. Es un personaje ajustado a la historia y que resuelve situaciones acorde a su temple. El otro, más popular o conocido, es Isidoro Vidal, de la novela de Bioy Casares, "Diario de la guerra del cerdo". Las características de Vidal aparecen en contraste a las de Lito Giménez, pues en el transcurso del relato se muestra como un hombre noble, buen amigo, solidario y hasta caballero al momento de la seducción. Inteligente y perpicaz para anticiparse a las situaciones de peligro que la historia describe, termina siendo un personaje agradable a la vista de quien se adentre en la novela. En cualquier caso, Vidal indicaría que se puede llegar a viejo sin perder la sutileza. Y Giménez, prototipo de hombre mayor descorazonado, marca el final de un camino en la hosquedad. La vejez da alternativas, y eso va a ser lo interesante de llegar a esas instancias.